De acuerdo con las necesidades metabólicas de nuestro cuerpo y, así como para la secreción hormonal y la estimulación de la enzima para la descomposición de la grasa, el desayuno no debe ser omitido. El mejor momento para el desayuno es de entre las 8:00 y las 9:00 de la mañana. De esta manera, el cuerpo comienza con el consumo adecuado de las reservas de grasa en el cuerpo, y con esta estimulación por la mañana, la pérdida de grasa en el cuerpo se lleva a cabo durante todo el día. Si se salta el desayuno o pospone la primera comida hasta las horas de la tarde, el cuerpo crea un mecanismo de defensa, y luego la grasa, en lugar de ser explotada como una importante fuente de energía para todos los órganos (corazón, pulmones, cerebro, músculos … ) termina acumulándose. El cuerpo entra en estado de „ahorro de energía“, y en vez romper la grasa comienza a romper las proteínas. En las dietas restrictivas para una pérdida de peso „rápida“, el número de comidas y la cantidad de alimentos se reduce, por lo que la pérdida de peso es sólo una ilusión. Como consecuencia, al terminar la dieta los alimentos vuelven a ser consumidos en la misma cantidad que antes y el peso se gana rápidamente de nuevo, lo que se conoce como el efecto yo-yo. El desayuno tiene que ser equilibrado. Debe contener suficientes calorías para satisfacer las necesidades del organismo.